Pobreza y necesidades son comunes, pero también deseos de salir adelante como el caso de un santandereano que había levantado hace pocos años un negocio de lavadero de autos.

Las historias son similares a lo largo de décadas porque sin ningún control han sido ocupados predios ya desalojados años atrás.

Angélica Rico, una de las damnificadas recordó que cuando dormía en la madrugada en su humilde vivienda a orilla de la Loma de la Manga  “sentimos un estropicio”. 

“Y en medio del estropicio se iban cayendo nuestras casas. Se iban resbalando como mantequilla. Nuestras casas venían rodando. El ruido era tremendo porque las casas se iban deslizando como mantequilla", recordó.

Un testimonio similar es el de Ana Milena Serpa, otra vecina de la Loma de La Manga, quien señaló que en la madrugada "empezamos a sentir movimientos en la tierra”. 

“Vimos que el terreno se vino. El patio desapareció. Tumbó la ventana de las habitaciones. Se deslizó toda esta parte de La Manga. Se empezaron a agrietar las paredes. Empezamos a recoger todo".

Remberto Quintero, subdirector de la Oficina de Gestión del Riesgo, dijo que en la última emergencia por deslizamientos, hace varios años. “Yo estuve aquí, hablé con la comunidad, se hizo un censo, se les dijo que tenían que evacuar y nadie lo hizo. Hoy nuevamente, después de 10 años volvemos a la misma problemática porque la comunidad ha sido bastante permisiva”, señaló.

Denunció que en lo alto de la Loma de la Manga, han permitido que camiones cargados de escombros, arrojen esos desechos a manera de relleno que ha contribuido a los deslizamientos.

Allí abajo se han instalado viviendas de tablas. Son asentamientos de familias no dueñas de esos terrenos y que ya fueron reubicadas hace más de 15 o 20 años por parte del Distrito. Incluso, muchas han sido beneficiarias de programas de viviendas.

Temporalmente, a las familias afectadas se les dará un alojamiento provisional de dos meses a las personas que están en ese asentamiento. La idea es, según Quintero, “garantizar la vida de estas familias”.

En la zona de alto riesgo hay unas 37 casas construidas en material y otras 15 levantadas en madera.

Los damnificador pidieron la ayuda del Distrito a ver qué se hace con el barrio.